“¡Métemela hasta dentro, hasta muy adentro, métemela!”. No había forma de callar a la condenada blanca, que no paraba de gemir y jalearle. Él estaba acostumbrado al sexo interracial, y cómo se emocionaban algunas cuando veían una gran polla negra como la suya, pero así no había manera de concentrarse. Al final, a él que le habría gustado follar durante mucho rato más, acabó yéndosele todo con tanta emoción, y el resultado es este creampie inesperado…