Estaba en una tienda con una señorita muy guapa que me atendía pero yo quería tener sexo con la guarra, fui a por ella y la golfa me pidió que la lleve a mi piso, llegamos y los besos no faltaron, las caricias fueron tan ardientes que la golfa me hizo una mamada de aquellas que nunca olvidare para luego montarse encima de mi rabo y dejarse taladrar el chocho.