No sé si fue sueño o mera fantasía calenturienta. Recuerdo haber hablado con la morena de las tetas enormes en el bar, alguna sonrisa fugaz, gestos provocativos, palmadita en la mano, en el muslo… Pero después la imagen que me viene a la cabeza y que se apodera de mi libido es esa en la que veo sus tetas rebotando sobre mí, inmensas, inabarcables y adictivas. Soy incapaz de recordar otra postura que esa cabalgada, intuyo que sobre mi miembro erecto que espero, si fue real, le diera mucho placer, porque a mí todavía se me pone dura al visualizar esas enormes glorias de la naturaleza femenina…
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